
¡Caballos sí eran los de antes, esos palos de escoba que lejos llegaban, qué raudos eran, qué epopeyas protagonizaban!
Creo que ya no hay más de ésos. Creo que actualmente la sofisticación del mundo del juguete impide que esos corceles de maravilla existan.
Porque, les digo yo, el mundo es interior y no exterior. El caballo del exterior, el de madera, el de plástico, de película, anula el del interior, el de la imaginación, el del alma.
El error de los padres actuales es no conocer esa nimia ley de la psicología humana: el niño juega únicamente con sus fantasías. Los juguetes hechos y armados son inútiles.
Fragmento del libro "Los hijos y los límites" Jaime Barylko.