Estaba en la cama a punto de conciliar el sueño cuando Marcos llamo por telefono.
-Es importante-dijo él ( para él todas las cosas son importantes)
-Bueno mañana nos encontramos y combinamos.
-No, tiene que ser ahora-insistió- Es urgente!!!
-Marcos-respondí- son las doce de la noche!!
_Raúl, es urgente, U-R-G-E-N-T-E.
_Por el tono que usó imaginé que podia estar en apuros, así que me fuí. Cuando llegué a su casa, Marcos estaba eufórico, con un libro en la mano y un delantal sin abrochar.
_Estaba acomodando los libros en la biblioteca y encontré esto.(me dió el libro que tenia en la mano,era una biografia de Leonardo da Vinci, una edición de cocina española de principios del siglo xx, nada demasiado raro para la biblioteca de Marcos). Mientras yo hojeaba el libro, él seguia cocinando.
-Lo compré hace muchos años y lo leí esta mañana por primera vez-me dijo.
-¿No me habrás hecho venir a esta hora por esto no?( el libro no tenia nada extraordinario)
-Siiiii, no, no por el libro no, sino por esta hoja suelta que estaba entre sus páginas. Me mostró un papel doblado, amarillento, que volvió a guardar en el bolsillo del delantal antes de que yo pueda verlo bien.
- Es una receta-dijo- ¿Una receta? ( yo seguia sin entender y con mucho sueño)- Marcos abrió una botella de vino, sirvió dos copas e invito a sentarme.
- Vos sabias que Leonardo antes de ser pintor, fué aprendiz de cocina?- Algo que habia leído.
-El padrastro-siguió-, que era pastelero, le habia enseñado el oficio de la cocina y , según cuentan, trabajó en varios lugares y hasta tuvo su propio lugar en Florencia con Sandro Botticelli, el pintor.
- Yo miraba a mi amigo y me preguntaba por qué tenia que estar escuchandolo contarme la vida de Leonardo en lugar de estar en mi cama durmiendo. Bostecé y le dije que me tenia que levantar temprano. El siguió con su relato como si nada.
- En 1473, cuando tenia 21 años, lo nombraron jefe de cocina del lugar donde trabajaba. ¿ que hacía de comer?, ese es el asunto.-Marcos se levantó de la mesa y volvió a revoLver la comida, sirvió mas vino y siguió hablando- Según parece, Leonardo habia ideado un método para combinar los alimentos de acuerdo al espíritu de las personas. Para el melancólico una comida para el desdichado de amor otra... -Como sisi fuesen recetas mágicas- dije ( el tema comenzaba a interesarme)- Si algo así, pero él tenía una obsesión. Estaba convencido que podía encontrar una sola receta para todas las almas en pena. La receta de la felicidad, la llamaba.
-¿ Y la encontró? ( el sueño se me habia ido definitivamente).
_ si, pero nunca la escribió, según cuentan, Leonardo se encargó de esconder los ingredientes en los cuadros que pintó, muchos trataron de descifrar el enigma y nada. Nada de nada, hasta ahora y los ojos se le encendieron y una sonrisa le atravesó la cara.
_ La hoja que tenés en el bolsillo... la que estaba suelta en el libro...
_ Es la receta de la felicidad, si!
- ¿Y ahora me vas a decir que lo que estás cocinando en esa olla es la receta de la felicidad?
-Si, y en unos minutos va a estar lista y vamos a poder probarla.
-Por un momento creí que Marcos me estaba haciendo una broma, que se había vuelto loco!!!, Y decime Marcos... ¿ los ingredientes, los tenias todos?
-Me costó conseguir algunas hiervas pero el resto son cosas sencillas, harina, carne, nada raro. Lo único raro es que hay que revolver 7 horas seguidas y hay que agregar los ingredientes en el momento justo, ni antes, ni despues. Es muy estricta la receta con eso.
Marcos tapó la olla y dijo que habia que esperar 7 minutos.
- ¿Y como sabes que ese papel no es un invento?
_ Porque tiene la firma del autor- respondió-mientras hablaba servia en un plato una pasta marrón oscura de aspecto extraño-La escribió un vasco que dedico su vida a estudiar a Leonardo.
-Conosco a Marcos y sabia que él estaba convencido que la receta era verdadera. Tenia tanto entusiasmo con lo que había encontardo, tanto que me trasmitió su creencia y comimos la comida pensada por Leonardo con la certeza de que íbamos a ser definitivamente felices . Era muy sabrosa y coíncidimos en que no se parecía a ningún plato que hayamos probado antes. Disfrutamos de la cena y seguimos conversando mientras esperabamos que algo pasara, no sabíamos, tal vez una luz extraña, una sensación diferente. Fué entonces que imaginamos que era la felicidad: Volver a ser jóvenes, olvidar las penas, poder amar como un adolecente- Reir, siempre reir, dijo Marcos... Pero nada cambió. ël y yo, éramos los mismos, ni mas felices ni mas tristes que antes que comer el plato pensado por Leonardo. Éramos los mismos hombres de 60 años que se conocian de toda la vida y que una vez más, como tantas otras veces, habian cenado juntos. Cuando terminamos el vino, regresé a mi casa. Sin darme cuenta, me llevé la receta de Leonardo, y pensé mientras la leía que Marcos estaba convencido de que nuestras vidas iban a ser diferentes después de esa noche. Una nota escrita sobre el final de la hoja escrita toda en máyuscula decía: ADVERTENCIA: ESTA RECETA SOLO TIENE EFECTO SI ES INGERIDA POR UNA SOLA PERSONA.
Me pregunté porque Marcos no hizo la comida para él solo, por qué me habia llamado. Entonces comprendí lo que me dijo al oido justo antes de irme.
-Viste Raúl, Leonardo estaba equivocado. La felicidad, nunca es de a uno.